11 Los de Berea eran más receptivos que los de Tesalónica y estuvieron más dispuestos a escuchar a Pablo y a Silas. Estudiaban las Escrituras todos los días porque querían saber si era verdad lo que Pablo y Silas decían.
12 Entonces muchos de los judíos creyeron y también muchas mujeres griegas importantes y sus esposos.
13 Pero cuando los judíos de Tesalónica supieron que Pablo estaba también en Berea, anunciando el mensaje de Dios, fueron también allí a alborotar a la gente y a causar problemas.
14 Pero los hermanos, actuando con rapidez, enviaron a Pablo a la costa, y Silas y Timoteo se quedaron en Berea.
15 Los que acompañaron a Pablo, lo llevaron a la ciudad de Atenas. Estos hermanos volvieron con instrucciones de Pablo para que Silas y Timoteo fueran lo más pronto posible a donde él estaba.
16 Mientras Pablo esperaba a Silas y a Timoteo en Atenas, le dolió mucho ver que la ciudad estaba llena de ídolos.
17 Habló en la sinagoga con los judíos y con los que no eran judíos que creían en el Dios verdadero. También hablaba diariamente con la gente que estaba en la plaza de mercado de la ciudad.