23 Al pasar por la ciudad, vi todos sus santuarios y hasta encontré un altar que tenía escrito: “Al Dios no conocido”. Yo les hablo de ese que ustedes adoran sin conocerlo.
24 »Es el Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él. Puesto que él es Señor del cielo y de la tierra, no vive en templos construidos por manos humanas.
25 Él no necesita nada de los seres humanos; al contrario, les da a todos vida, aire y todo lo necesario.
26 De un solo hombre Dios creó todos los distintos seres humanos para que habitaran en todo el mundo y determinó cuándo y dónde debían vivir.
27 Dios quería que la humanidad lo buscara y, aunque fuera a tientas, lo encontrara. Pero en realidad, Dios no está lejos de ninguno de nosotros:
28 “En él vivimos, nos movemos y existimos”. Como dicen sus poetas: “Porque somos sus descendientes”.
29 »Puesto que somos descendientes de Dios, no debemos creer que Dios es algo que la gente imagina o inventa. Él no es una imagen de oro, plata ni piedra.