22 »Israelitas, escuchen estas palabras: Dios aprobó a Jesús de Nazaret y lo demostró ante ustedes con las obras poderosas, las maravillas y las señales milagrosas que hizo a través de él. Ustedes bien saben que es verdad porque lo vieron.
23 Él les fue entregado, conforme al plan de Dios, quien ya sabía lo que iba a pasar. Ustedes lo mataron por medio de hombres perversos, clavándolo en la cruz.
24 Jesús sufrió el dolor de la muerte, pero Dios lo liberó: lo resucitó porque la muerte no podía retenerlo.
25 David dice esto sobre Jesús: “Yo vi al Señor siempre delante de mí, y él está a mi derecha para protegerme.
26 Estoy feliz y hablo lleno de alegría. Todavía tengo esperanzas,
27 porque no me dejarás en el lugar de los muertos ni permitirás que el cuerpo de tu Santo se pudra en el sepulcro.
28 Tú me mostraste el camino de la vida, y tu presencia me llenará de alegría”.