22 ¿Qué vamos a hacer entonces? Es seguro que se van a enterar de que tú estás aquí.
23 Así que vas a hacer esto: cuatro de nuestros hombres le hicieron una promesa a Dios.
24 Llévatelos, acompáñalos a la ceremonia de purificación y paga sus gastos para que se puedan cortar el cabello. Al hacer esto les demostrarás a todos que no es cierto lo que han escuchado acerca de ti. Por el contrario, verán que tú vives en obediencia a la ley.
25 En cuanto a los creyentes que no son judíos, ya les escribimos que no coman nada que haya sido ofrecido a los ídolos, ni sangre, ni carne de animales que hayan sido estrangulados. Ni que tampoco cometan ninguna clase de pecado sexual.
26 Así que Pablo se llevó a los hombres con él, y al día siguiente compartió con ellos la ceremonia de purificación. Después fue al templo para avisar cuándo terminarían los días de purificación. En el último día se daría una ofrenda por cada uno de ellos.
27 Cuando estaban por cumplirse los siete días, algunos judíos de Asia vieron a Pablo en el área del templo. Alborotaron a la multitud y lo agarraron.
28 Gritaban: «¡Israelitas, ayúdennos! Este es el que está enseñando en todas partes contra nuestro pueblo, contra la ley y contra este lugar. Y ahora ha traído a algunos griegos al área del templo, contaminando este lugar santo».