21 Pero el Señor me dijo: “Vete ahora, te enviaré muy lejos a donde están los que no son judíos”».
22 La gente dejó de escuchar cuando Pablo dijo estas últimas palabras. Entonces empezaron a gritar: «¡Acaben con él! ¡Un tipo de esos no debe vivir!»
23 Ellos gritaban y se quitaban sus túnicas, arrojando polvo al aire.
24 Entonces el comandante del ejército les dijo a los soldados que llevaran a Pablo al cuartel. Además les ordenó que lo azotaran porque quería hacer que Pablo le dijera por qué la gente le estaba gritando de esa forma.
25 Pero cuando los soldados lo estaban atando para azotarlo, Pablo le dijo a un capitán: —¿Tienen ustedes autoridad para azotar a un ciudadano romano que no ha sido declarado culpable?
26 Cuando el capitán oyó esto, fue a ver al comandante y le dijo: —¿Sabe usted lo que está haciendo? Este hombre es un ciudadano romano.
27 El comandante se acercó a Pablo y le preguntó: —Dime, ¿eres ciudadano romano? Pablo respondió: —Sí.