24 Mientras Pablo decía esto en su defensa, Festo dijo con voz fuerte: —¡Estás loco, Pablo! Te volviste loco de tanto estudiar.
25 Pablo le respondió: —No estoy loco, excelentísimo Festo. Lo que estoy diciendo es verdad y es razonable.
26 El rey sabe de esto y por eso me atrevo a hablar con toda libertad. Sé que nada de esto ha pasado desapercibido para él porque todo esto sucedió a la vista de todo el mundo.
27 Rey Agripa, ¿cree usted en lo que escribieron los profetas? ¡Yo sé que sí!
28 El rey Agripa le dijo a Pablo: —¿Crees que tan fácilmente puedes convencerme de ser cristiano?
29 Pablo le dijo: —No importa si es fácil o no, pero yo le pido a Dios que no sólo usted, sino todos los que me están escuchando puedan ser como yo, pero sin estas cadenas.
30 El rey Agripa, el gobernador Festo, Berenice y todos los que estaban allí sentados se levantaron.