16 Dijeron: «¿Qué hacemos con estos hombres? Todos en Jerusalén saben que hicieron un gran milagro. No podemos decir nada en su contra.
17 Para evitar que esto se siga difundiendo entre el pueblo, amenacémoslos para que dejen de hablar en el nombre de Jesús».
18 Entonces los llamaron y les ordenaron estrictamente que no hablaran ni enseñaran más en el nombre de Jesús.
19 Pero Pedro y Juan les respondieron: —Decidan ustedes mismos si es mejor obedecerlos a ustedes o a Dios.
20 No nos podemos quedar callados sin decir lo que hemos visto y oído.
21 Así que las autoridades volvieron a amenazar a los apóstoles y los dejaron libres. No podían encontrar la manera de castigarlos porque toda la gente estaba alabando a Dios por lo que había pasado.
22 Es que el paralítico que había sido sanado tenía más de cuarenta años cuando recibió este milagro.