15 Pero el Señor le dijo: —¡Ve! Yo elegí a Saulo para la misión de dar a conocer mi mensaje ante reyes, israelitas y gente de otras naciones.
16 Yo mismo le mostraré a Saulo todo lo que tendrá que sufrir por mi causa.
17 Entonces Ananías se fue a la casa de Judas e imponiéndole las manos a Saulo, le dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús me envió. Fue el que se te apareció cuando venías para acá. Me mandó para que puedas ver de nuevo y te llenes del Espíritu Santo».
18 De inmediato, algo que parecía escamas cayó de sus ojos y recobró la vista. Saulo se levantó y fue bautizado.
19 Luego comió y recuperó las fuerzas. Saulo se quedó un tiempo con los seguidores que vivían en Damasco.
20 Enseguida entró en las sinagogas a proclamar que Jesús es el Hijo de Dios.
21 Todos los que lo escuchaban se asombraban y decían: «¿No es este el mismo que en Jerusalén perseguía a muerte a los que confían en Jesús? ¿Acaso no vino a arrestar a los seguidores de aquí y a llevarlos ante los jefes de los sacerdotes?»