18 De inmediato, algo que parecía escamas cayó de sus ojos y recobró la vista. Saulo se levantó y fue bautizado.
19 Luego comió y recuperó las fuerzas. Saulo se quedó un tiempo con los seguidores que vivían en Damasco.
20 Enseguida entró en las sinagogas a proclamar que Jesús es el Hijo de Dios.
21 Todos los que lo escuchaban se asombraban y decían: «¿No es este el mismo que en Jerusalén perseguía a muerte a los que confían en Jesús? ¿Acaso no vino a arrestar a los seguidores de aquí y a llevarlos ante los jefes de los sacerdotes?»
22 Sin embargo, las palabras de Saulo eran tan bien argumentadas que confundía a los judíos que vivían en Damasco. Ellos no lo podían contradecir cuando él afirmaba que Jesús es el Mesías.
23 Después de muchos días, los judíos hicieron planes para matar a Saulo.
24 De día y de noche vigilaban las puertas de la ciudad porque querían matarlo, pero Saulo se enteró del plan.