12 Pero a los que lo aceptaron y creyeron en él, les dio el derecho de ser hijos de Dios.
13 Son hijos de Dios, pero no por nacimiento físico; no tiene que ver con ningún acto ni deseo humano. Son hijos suyos porque Dios así lo quiere.
14 La Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros, lleno de generoso amor y verdad. Vimos su esplendor, ese esplendor que pertenece al Hijo único del Padre.
15 Juan dio testimonio de él diciéndole abiertamente a la gente: «Este es el del que yo les hablaba. Era de él que les decía: “El que va a venir después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo”».
16 Todos hemos recibido de él muchas bendiciones porque él está lleno de generoso amor y verdad.
17 Dios dio la ley por medio de Moisés, pero el generoso amor y la verdad llegaron por medio de Jesucristo.
18 Nadie ha visto jamás a Dios, pero el Hijo único, quien él mismo es Dios, nos lo ha dado a conocer. Él está lo más cercano al Padre.