40 Jesús le dijo: —¿No te dije que si creías ibas a ver la grandeza de Dios?
41 Entonces quitaron la piedra. Jesús miró hacia arriba y dijo: —Padre, te agradezco porque me has escuchado.
42 Sé que siempre me escuchas, pero lo digo por toda la gente que está alrededor. Así creerán que tú me enviaste.
43 Después de decir esto, Jesús gritó: —¡Lázaro, sal de ahí!
44 El hombre que había estado muerto salió. Sus manos y pies estaban todavía atados con vendas, y su cara estaba envuelta en un lienzo. Jesús le dijo a la gente: —Desátenlo y déjenlo ir.
45 Muchos judíos que habían ido a ver a María y habían visto lo que Jesús hizo, creyeron en él.
46 Pero unos de ellos fueron a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho.