3 Luego María tomó casi medio litro de perfume en aceite muy caro, hecho de nardo puro. Derramó el aceite en los pies de Jesús y los secó con su cabello. La casa se llenó con el olor del perfume en aceite.
4 Judas Iscariote, uno de los seguidores de Jesús, el que después lo traicionaría, dijo:
5 —¿Por qué no se vendió ese perfume que vale tanto como el salario de un año, y se les dio el dinero a los pobres?
6 Judas no dijo esto porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón. Él tenía a su cargo la bolsa del dinero y se robaba lo que había adentro.
7 Entonces Jesús dijo: —No la molestes. Deja que haga esto como preparación para el día de mi entierro.
8 Pues siempre tendrán a los pobres con ustedes, pero no siempre me tendrán a mí.
9 La gran multitud de judíos supo que Jesús estaba en Betania, y fueron a ver a Jesús y también a Lázaro, al que Jesús había resucitado.