24 Poco tiempo después, su esposa Elisabet quedó embarazada y no salió de su casa por cinco meses. Ella pensaba:
25 «¡Qué bueno ha sido el Señor conmigo! Él me ayudó y ahora la gente ya no me despreciará por no poder tener hijos».
26 Al sexto mes de embarazo de Elisabet, Dios envió al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret.
27 El ángel se le apareció a una joven llamada María, una virgen comprometida para casarse con un hombre llamado José, de la familia de David.
28 El ángel entró al lugar donde estaba la joven y le dijo: —¡Hola! El Señor está contigo y quiere bendecirte.
29 Pero lo que dijo el ángel la dejó muy confundida y se preguntaba qué podría significar esto.
30 El ángel le dijo: —No tengas miedo, María, porque Dios está contento contigo.