1 Entonces se reunieron miles de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Antes de hablarle a la gente, Jesús les habló primero a sus seguidores: «Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
2 Porque no hay nada encubierto que no llegue a descubrirse, ni nada oculto que no llegue a darse a conocer.
3 Es así como todo lo que digan en la oscuridad, saldrá a la luz. Todo lo que digan a alguien al oído en las habitaciones, se contará a toda la gente desde las azoteas.
4 »Les digo, amigos míos, que no les tengan miedo a los que matan el cuerpo y después de eso no pueden hacer nada más.
5 Déjenme poner en claro a quién deben temer: témanle a Dios, quien después de matar el cuerpo, tiene el poder de mandarlo al infierno. Sí, yo les digo, témanle a él.
6 »Cinco pajaritos valen sólo dos moneditas, pero no importa, porque Dios no se olvida de ninguno de ellos.
7 Dios hasta les tiene contados a ustedes cada uno de sus cabellos; así que no tengan miedo, ustedes valen más que muchos pajaritos.