11 Allí había una mujer que tenía un espíritu de enfermedad que la había tenido lisiada ya por dieciocho años. Andaba encorvada y no se podía enderezar nada.
12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: —Mujer, quedas libre de tu enfermedad.
13 Entonces puso las manos sobre ella, y de inmediato ella se enderezó y empezó a alabar a Dios.
14 El dirigente de la sinagoga se disgustó mucho porque Jesús la había sanado en el día de descanso. Por eso el dirigente le dijo a la gente: —Hay seis días para trabajar, así que vengan a ser sanados en esos días, no en el día de descanso.
15 El Señor le respondió: —¡Hipócritas! ¿Acaso no desatan todos ustedes a su buey o a su burro en día de descanso para llevarlo a tomar agua?
16 Esta mujer también es descendiente de Abraham, y por dieciocho años Satanás la ha atado a esta condición. ¿No se le debía desatar de esta atadura en día de descanso?
17 Cuando dijo esto, todos los que estaban en su contra se avergonzaron, pero los demás se alegraron mucho por las cosas maravillosas que hacía.