32 Él les dijo: —Vayan y díganle a ese zorro: “Expulsaré a los demonios de la gente, la sanaré hoy y mañana, y al tercer día terminaré mi trabajo”.
33 Después de eso, tendré que irme, porque no está bien para un profeta que lo maten fuera de Jerusalén.
34 »¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los mensajeros que Dios le envía! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, así como la gallina junta a sus pollitos bajo sus alas, pero ustedes no quisieron!
35 Ahora su casa quedará completamente vacía. Les digo que no me verán más, sino hasta que llegue el tiempo en que digan ustedes: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”