35 Le trajeron el burrito a Jesús. Los seguidores pusieron sus mantos sobre el burrito y ayudaron a Jesús a montarlo.
36 Mientras Jesús avanzaba, la gente extendía sus mantos en el camino.
37 Jesús ya estaba muy cerca de Jerusalén, en la bajada del monte de los Olivos. Todo el grupo de seguidores comenzó a gritar de alegría y a alabar a Dios por los muchos milagros que habían visto.
38 Ellos decían: —¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor! —¡Paz en el cielo y gloria a Dios!
39 Algunos de los fariseos que estaban en la multitud le dijeron: —Maestro, ¡diles a tus seguidores que no digan esas palabras!
40 Jesús les dijo: —Les aseguro que si ellos se callan, las piedras gritarán.
41 Cuando Jesús estaba a punto de entrar a Jerusalén y vio la ciudad, lloró por ella