20 Luego Jesús enrolló el libro, se lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos los que estaban en la sinagoga le ponían mucha atención.
21 Entonces Jesús les dijo: —Lo que acabo de leerles se ha cumplido hoy ante ustedes.
22 Todos hablaban bien de Jesús. Estaban impresionados por lo bien que hablaba, y dijeron: —¿No es este el hijo de José?
23 Él les dijo: —Yo sé que me van a venir con el viejo refrán: “Médico, cúrate a ti mismo. Haz aquí en tu propio pueblo lo mismo que oímos que hiciste en Capernaúm”.
24 Pero les digo la verdad: no se acepta a ningún profeta en su propio pueblo.
25 Les aseguro que en los tiempos de Elías no llovió durante tres años y medio, no había comida en todo el país y había muchas viudas en Israel.
26 Pero Elías no fue enviado a ninguna de ellas, sino a una viuda de Sarepta en la región de Sidón.