27 También en los tiempos del profeta Eliseo había mucha gente con lepra en Israel, pero ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán, que era sirio.
28 Cuando escucharon eso, todos en la sinagoga se enfurecieron tanto que
29 se levantaron y agarraron a Jesús y lo arrastraron fuera del pueblo. Lo llevaron a la cima del cerro donde estaba construido el pueblo para tirarlo desde allí.
30 Pero Jesús pasó por en medio de todos y siguió su camino.
31 Después, Jesús fue a Capernaúm, un pueblo de Galilea, y enseñaba a la gente en el día de descanso.
32 Ellos se admiraban de sus enseñanzas porque su mensaje tenía autoridad.
33 En la sinagoga había un hombre que tenía un espíritu maligno, quien gritó con fuerza: