4 Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón: —Lleva el bote a aguas profundas y lancen las redes para pescar.
5 Simón le respondió: —Maestro, estuvimos trabajando toda la noche y no pescamos nada. Pero si tú lo dices, lanzaré las redes.
6 Así lo hicieron y atraparon tantos peces que las redes se rompían.
7 Entonces les hicieron señales a sus compañeros del otro bote para que los ayudaran. Ellos fueron y llenaron tanto los dos botes que casi se hundían.
8 Al ver esto Simón Pedro se arrodilló delante de Jesús y le dijo: —¡Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador!
9 Es que él y todos sus compañeros se llenaron de asombro por la gran pesca que habían hecho.
10 Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo y compañeros de Simón, también estaban asombrados. Entonces Jesús le dijo a Simón: —No tengas miedo. De ahora en adelante vas a pescar gente.