25 Pero Jesús reprendió al espíritu maligno y le dijo: —¡Cállate y sal de él!
26 Luego el espíritu maligno sacudió al hombre, dio un gran grito y salió de él.
27 Todos se quedaron atónitos y empezaron a preguntarse entre sí: «¿Qué está pasando? ¡Este hombre enseña algo nuevo y lo hace con autoridad! ¡Hasta puede darles órdenes a los espíritus malignos y ellos lo obedecen!»
28 La fama de Jesús se extendió rápidamente por toda la región de Galilea.
29 Cuando salieron de la sinagoga, Jesús, Santiago y Juan fueron a la casa de Simón y Andrés.
30 La suegra de Simón estaba acostada con fiebre. De inmediato se lo dijeron a Jesús.
31 Él se acercó a la mujer y la tomó de la mano para ayudarla a levantarse, y la fiebre la dejó. Entonces, ella comenzó a atenderlos.