1 Por eso hermanos, puesto que Dios nos ha mostrado tanta misericordia, les ruego que entreguen todo su ser como sacrificio vivo a Dios. Esa ofrenda que es su vida debe estar dedicada solamente a Dios para poder agradarle. Esta clase de adoración es la que realmente tiene sentido.
2 No vivan según el modelo de este mundo. Mejor dejen que Dios transforme su vida con una nueva manera de pensar. Así podrán entender y aceptar lo que Dios quiere para ustedes y también lo que es bueno, perfecto y agradable a él.
3 Por el favor que Dios me ha mostrado, les pido que ninguno se crea mejor que los demás. Más bien, usen su buen juicio para formarse una opinión de sí mismos conforme a la porción de fe que Dios le ha dado a cada uno.
4 Todos tenemos un cuerpo formado de muchas partes y cada una tiene una función distinta.
5 Así pasa con nosotros, somos muchos, pero todos formamos un solo cuerpo en nuestra relación con Cristo. Como parte de ese cuerpo, cada uno pertenece a los demás.
6 Pero Dios en su generoso amor le ha dado a cada uno dones diferentes. Si uno tiene el don de la profecía, que lo use de acuerdo con la fe que tiene.
7 El que recibió el don de servir, que se dedique a servir. El que recibió el don de enseñar, que se dedique a enseñar.