3 Espero que pueda ayudar a mis compatriotas, que son mi propia raza. ¡Incluso estaría dispuesto a recibir una maldición y correr el riesgo de ser separado de Cristo si eso sirviera para ayudarlos!
4 Ellos son el pueblo de Israel, son los hijos que Dios eligió; les mostró su gloria cuando recibieron los pactos que hizo con su pueblo. Dios les dio la ley, la adoración en el templo y sus promesas.
5 Sus antepasados son los patriarcas. De ellos desciende físicamente el Mesías, quien es Dios sobre todos, bendito para siempre. Así sea.
6 Como dije, ellos me dan mucha tristeza, pero eso no quiere decir que la promesa que Dios les hizo haya fallado. Lo que pasa es que no todos los que son descendientes de Israel son el verdadero Israel.
7 Ni todos son verdaderos hijos de Abraham por ser sus descendientes. Como Dios dijo: «Tu descendencia será trazada sólo a través de Isaac».
8 O sea que no todos los descendientes físicos de Abraham son hijos de Dios. Son verdaderos hijos de Dios los que son hijos de Dios de acuerdo con la promesa que Dios le hizo a Abraham,
9 cuando le prometió: «El año que viene yo volveré, y Sara tendrá un hijo».