1 Además de la hija del faraón, el rey Salomón se enamoró de muchas mujeres extranjeras: moabitas, amonitas, edomitas, fenicias e hititas,
2 mujeres de las naciones acerca de las cuales el Señor había prevenido a los israelitas: “No os unáis a ellas ni ellas a vosotros, porque seguramente desviarán vuestro corazón tras sus dioses”. Pero Salomón, con sus amores, se unió a ellas
3 y tuvo setecientas esposas de sangre real y trescientas concubinas, que desviaron su corazón.
4 Cuando Salomón llegó a viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras otros dioses y ya no perteneció íntegramente al Señor, como el corazón de su padre David.
5 Salomón siguió a Astarté, diosa de los sidonios, y a Milcón, abominable ídolo de los amonitas.