6 Entonces el rey suplicó al hombre de Dios:— Por favor, aplaca al Señor, tu Dios, e intercede por mí para que pueda mover mi mano.El hombre de Dios aplacó al Señor y el rey volvió a mover su mano, que se le quedó como antes.
7 Luego el rey le dijo:— Acompáñame a palacio a comer algo, que quiero hacerte un regalo.
8 Pero el hombre de Dios respondió al rey:— No iré contigo, ni aunque me dieses la mitad de tu palacio. No puedo comer ni beber nada en este lugar,
9 pues el Señor me ha ordenado que no coma ni beba nada, ni regrese por el mismo camino que he venido.
10 Así que se fue por otro camino y no regresó por el camino que había traído hasta Betel.
11 Vivía entonces en Betel un profeta anciano. Sus hijos llegaron a contarle lo que aquel hombre de Dios había hecho ese día en Betel y lo que le había dicho al rey.
12 El padre les preguntó:— ¿Qué camino ha tomado?Sus hijos le indicaron el camino que había tomado el hombre de Dios venido de Judá,