7 Al cabo de un tiempo, el arroyo se secó, porque no había llovido en el país.
8 Entonces el Señor le envió este mensaje:
9 — Dirígete a Sarepta, en Sidón, y quédate a vivir allí, que yo le he ordenado a una viuda que te proporcione comida.
10 Elías se puso en camino hacia Sarepta y a la entrada de la ciudad encontró a una viuda recogiendo leña. Elías la llamó y le dijo:— Por favor, tráeme en una jarra un poco de agua para beber.
11 Cuando iba a buscarla, Elías le gritó:— Por favor, trae también un trozo de pan.
12 Pero ella le respondió:— Te juro por el Señor, tu Dios, que no me queda pan. Apenas me queda un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la alcuza. Precisamente estaba recogiendo algo de leña, para ir a cocerlo para mí y para mi hijo. Nos lo comeremos y luego moriremos.
13 Elías le dijo:— No te apures. Anda y haz lo que dices. Pero primero prepárame de ahí un panecillo y tráemelo. Después podrás hacerlo para ti y para tu hijo.