11 Pero el rey de Israel respondió:— Decidle que no cante victoria antes de la batalla.
12 Benadad, que estaba bebiendo con los reyes en el campamento, dijo a sus soldados al escuchar esta respuesta:— ¡Cada uno a su puesto!E inmediatamente tomaron posiciones frente a la ciudad.
13 Pero entonces un profeta se acercó a Ajab, rey de Israel y le dijo:— Así dice el Señor: “¿Ves todo ese gran ejército? Pues te lo voy a entregar hoy mismo, para que reconozcas que yo soy el Señor”.
14 Ajab preguntó:— ¿Por medio de quién?El profeta respondió:— El Señor dice que por medio de los escuderos de los gobernadores de provincias.Ajab insistió:— ¿Quién iniciará el ataque?Respondió:— Serás tú.
15 Ajab pasó revista a los escuderos de los gobernadores de provincias: eran doscientos treinta y dos. Luego pasó revista a todo el ejército israelita, que eran siete mil.
16 Al mediodía hicieron una salida, mientras Benadad seguía emborrachándose en el campamento con los treinta y dos reyes aliados.
17 Abrían la avanzadilla los escuderos de los gobernadores de provincias. Benadad pidió informes y le comunicaron:— Acaban de salir unos hombres de Samaría.