3 — Así dice Benadad: “Dame tu plata y tu oro, tus mujeres y tus mejores hijos”.
4 El rey de Israel le respondió:— Hágase como deseas, mi rey y señor. Yo y todo lo que tengo estamos a tu disposición.
5 Los mensajeros volvieron a decirle:— Así dice Benadad: “He enviado a comunicarte que me des tu plata y tu oro, tus mujeres y tus hijos.
6 Mañana a estas horas te enviaré a mis soldados para que registren tu palacio y las casas de tus súbditos; tomarán todo lo que más aprecias y se lo llevarán”.
7 El rey de Israel convocó a todos los ancianos del país y les dijo:— Como podéis ver, este anda buscando mi desgracia, pues me ha reclamado mis mujeres, mis hijos, mi plata y mi oro, a pesar de que yo no me he negado.
8 Todos los ancianos y el pueblo le aconsejaron:— No le hagas caso ni aceptes sus exigencias.
9 Ajab dijo a los emisarios de Benadad:— Decid a vuestro señor el rey, que haré todo lo que me ordenó la primera vez; pero que no puedo hacer esto otro.Los emisarios llevaron al rey la respuesta.