12 te concedo lo que me has pedido: un corazón sabio y prudente, como nadie lo ha tenido antes de ti ni lo tendrá después.
13 Y te concedo también lo que no has pedido: riquezas y fama tales como no las tendrá rey alguno mientras tú vivas.
14 Y si cumples mi voluntad y guardas mis instrucciones y mandatos, como hizo tu padre David, te daré larga vida.
15 Salomón se despertó y comprendió que había sido un sueño. Luego volvió a Jerusalén, se presentó ante el Arca de la alianza del Señor, ofreció holocaustos y sacrificios de comunión e invitó al banquete a todos sus cortesanos.
16 Un día acudieron al rey dos prostitutas. Se presentaron ante él
17 y una de ellas le dijo:— Majestad, esta mujer y yo vivimos en la misma casa. Yo di a luz, estando ella en casa,
18 y tres días después ella también dio a luz. Estábamos nosotras solas, no había nadie con nosotras en casa: sólo estábamos nosotras dos.