14 Entonces Ezequías, el rey de Judá, mandó a decir al rey de Asiria que estaba en Laquis:— He actuado mal. Retírate de aquí y yo te pagaré el tributo que me impongas.El rey de Asiria impuso a Ezequías, el rey de Judá, un tributo de trescientos talentos de plata y treinta de oro.
15 Ezequías entregó toda la plata que encontró en el Templo y en el tesoro del palacio real.
16 En aquella ocasión, Ezequías arrancó del Templo del Señor las puertas y sus marcos, que él mismo había recubierto de oro, y se los entregó al rey de Asiria.
17 El rey de Asiria envió desde Laquis a Jerusalén al general en jefe, al jefe de eunucos y al copero mayor con un importante contingente de tropas a entrevistarse con el rey Ezequías. Ellos subieron y llegaron a Jerusalén deteniéndose junto al canal de la alberca de arriba, en el camino del campo del Batanero.
18 Llamaron al rey y salieron a recibirlos Eliaquín, hijo de Jelcías, el mayordomo de palacio, acompañado del secretario Sobná y Joaj, hijo de Asaf, que era el canciller.
19 El copero mayor les dijo:— Comunicad a Ezequías el mensaje del emperador, el rey de Asiria: “¿En qué basas tu confianza?
20 ¿Piensas acaso que la estrategia y el valor militar son meras palabras? ¿En quién confías para osar rebelarte contra mí?