17 Pero le insistieron tanto que no tuvo más remedio que permitírselo. Enviaron a los cincuenta hombres que estuvieron buscándolo durante tres días, aunque no lo encontraron.
18 Cuando regresaron a Jericó, donde se había quedado Eliseo, este les dijo:— ¿No os dije que no fuerais?
19 Los habitantes de Jericó dijeron a Eliseo:— Mira, la situación de la ciudad es buena, como puedes ver. Pero el agua es mala y la tierra, estéril.
20 Eliseo les dijo:— Traedme un plato nuevo con sal.Cuando se lo llevaron,
21 Eliseo fue al manantial y echó en él la sal, diciendo:— Así dice el Señor: He purificado estas aguas y no volverán a causar muerte ni esterilidad.
22 Y las aguas quedaron purificadas hasta el presente, conforme al oráculo pronunciado por Eliseo.
23 Eliseo marchó de allí a Betel y cuando iba subiendo por el camino, salieron de la ciudad unos chiquillos, que empezaron a burlarse de él, gritando:— ¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo!