14 El sacerdote Jilquías, Ajicán, Abcor, Safán y Asayá fueron a visitar a la profetisa Julda, esposa de Salún, el hijo de Ticuá y nieto de Jarjás, encargado del guardarropa, que vivía en el Barrio Nuevo de Jerusalén, y le contaron el asunto.
15 Ella les contestó:— Esto dice el Señor, Dios de Israel: Decid al hombre que os ha enviado:
16 “Así dice el Señor: Voy a traer la desgracia sobre este lugar y sus habitantes, de acuerdo con el contenido de este libro que ha leído el rey de Judá.
17 Puesto que me han abandonado y han quemado incienso a otros dioses, provocando mi indignación con todas sus acciones, mi cólera arderá contra este lugar y no se apagará”.
18 Y al rey de Judá que os ha enviado a consultar al Señor le diréis: “Esto dice el Señor, Dios de Israel, con relación a las palabras que has escuchado:
19 Puesto que te has conmovido de corazón y te has humillado ante el Señor, al escuchar lo que he anunciado contra este lugar y sus habitantes, que se convertirán en objeto de ruina y maldición; puesto que has desgarrado tus vestiduras y has llorado ante mí, yo también te he escuchado —oráculo del Señor—.
20 Por eso, cuando yo te reúna con tus antepasados, te enterrarán en paz y no llegarás a ver toda la desgracia que voy a traer sobre este lugar”.Entonces los enviados llevaron la respuesta al rey.