19 Entonces Eliseo les dijo:— Este no es el camino, ni esta la ciudad. Seguidme y os llevaré hasta el hombre que buscáis.Y los llevó a Samaría.
20 Cuando llegaron a Samaría, Eliseo oró:— Señor, ábreles los ojos, para que puedan ver.El Señor les abrió los ojos y ellos descubrieron que estaban dentro de Samaría.
21 Cuando el rey de Israel los vio, le preguntó a Eliseo:— Padre, ¿los mato?
22 No los mates. ¿Acaso acostumbras a matar a los que no has capturado con tu espada y tu arco? Ofréceles pan y agua, para que coman y beban y luego se marchen con su señor.
23 El rey les preparó un gran banquete y ellos comieron y bebieron. Luego los despidió y regresaron a su señor. A partir de entonces las bandas de sirios no volvieron a invadir territorio israelita.
24 Algún tiempo después, Benadad, rey de Siria, movilizó a todo su ejército y puso cerco a Samaría.
25 El hambre llegó a ser tan grave a causa del asedio, que una cabeza de burro llegó a costar ochenta siclos* de plata y un puñado de palomina, cinco siclos.