21 Después, agarré el objeto de vuestro pecado, el becerro que os habíais fabricado, y lo eché al fuego y, una vez desmenuzado y convertido en ceniza, lo tiré al torrente que baja de la montaña.
22 En Taberá, en Masá y en Quibrot Hatavá provocasteis también la ira del Señor.
23 Y cuando el Señor os envió desde Cadés Barnea con esta orden: “Id y tomad posesión de la tierra que os he dado”, os rebelasteis contra esa orden y no confiasteis en él ni le obedecisteis.
24 ¡Desde que os conozco, habéis sido rebeldes al Señor!
25 Como el Señor amenazaba con aniquilaros, me postré ante él y así estuve cuarenta días y cuarenta noches.
26 Entonces intercedí ante el Señor diciendo: Señor mi Dios, no aniquiles a tu heredad, a tu propio pueblo que con tu grandeza liberaste y sacaste de Egipto con gran poder.
27 Acuérdate de tus siervos Abrahán, Isaac y Jacob. No tengas en cuenta la terquedad de este pueblo, su maldad ni su pecado,