10 les dirás: “Esto dice el Señor Dios: Este oráculo se refiere a Jerusalén y a todos los israelitas que viven allí”.
11 Y añadirás: “Yo soy un símbolo para vosotros”. Tendrán, pues, que hacer lo mismo que he hecho yo; marcharán deportados al destierro.
12 Hasta el príncipe que vive con ellos tendrá que cargar su equipo al hombro cuando haya anochecido; practicarán un agujero en la pared para que pueda salir por él, y saldrá con la cara cubierta para no ver la tierra.
13 Extenderé mi red a su paso para que caiga en mi trampa; después lo llevaré a Babilonia, la tierra de los caldeos, donde morirá sin poder verla.
14 Dispersaré a los cuatro vientos a sus ayudas de cámara y a todo su séquito, y desenvainaré la espada en pos de ellos.
15 Así, cuando los disperse por las naciones paganas y los disemine por otras tierras, reconocerán que yo soy el Señor.
16 Pero dejaré a algunos de ellos, que escaparán a la espada, al hambre y a la peste; de ese modo podrán contar en las naciones adonde vayan las abominaciones que habéis cometido, y así reconocerán que yo soy el Señor.