1 El Señor me dirigió la palabra:
2 — Y tú, hijo de hombre, juzga a la ciudad sanguinaria y échale en cara todas sus abominaciones.
3 Diles: Esto dice el Señor Dios: ¡Ciudad que derrama la sangre* de sus habitantes, acelerando así su hora, y que fabrica ídolos, contaminándose así con ellos!
4 Eres culpable de la sangre que has derramado, te has contaminado con los ídolos que te has fabricado; tus días se acortan, tus años llegan a término. Por eso, te he convertido en burla de las naciones, en escarnio de todos los países.