6 Pero si el centinela ve que la espada se acerca y no hace sonar el cuerno para que la gente se mantenga alerta, si luego la espada mata a alguno de ellos, este morirá por su propia culpa, pero haré responsable de su muerte al centinela.
7 Hijo de hombre, te he nombrado centinela de Israel. Si escuchas alguna palabra mía, alértalos de mi parte.
8 Si digo al malvado: “Eres reo de muerte”, pero tú no lo alertas para que abandone su conducta, el malvado morirá por su propia culpa, mas yo te pediré cuentas de su muerte.
9 Pero si alertas al malvado para que abandone su conducta, aunque él no se convierta y muera por su propia culpa, tú habrás salvado tu vida.
10 Hijo de hombre, di a los israelitas: Vosotros andáis diciendo: “Nuestros delitos y pecados nos abruman, y nos sentimos consumidos por ellos. ¿Cómo podremos vivir?”.
11 Tú les dirás: Juro por mí mismo —oráculo del Señor Dios— que no me complace la muerte del malvado; sólo quiero que cambie de conducta y viva. Convertíos, convertíos de vuestra malvada conducta. ¿Por qué tenéis que morir, pueblo de Israel?
12 Hijo de hombre, di a tus compatriotas: La justicia del justo no lo salvará cuando peque, y la maldad del malvado no le hará sucumbir cuando se aparte de su maldad. Si el justo peca, no podrá vivir apelando a su justicia.