9 Te convertiré en eterna desolación, tus ciudades no serán rehabitadas; así reconoceréis que yo soy el Señor.
10 Por haber dicho “Las dos naciones, los dos países van a ser míos, vamos a apoderarnos de ellos”, siendo así que el Señor estaba allí,
11 lo juro por mí mismo —oráculo del Señor Dios— que actuaré con la misma cólera y el mismo celo con que tú has actuado contra ellos; de esta manera me daré a conocer a ellos cuando te castigue.
12 Y tendrás que reconocer que yo, el Señor, escuchaba todos tus insultos, cuando hablabas contra los montes de Israel diciendo: “Están desolados, nos han sido entregados para que los devastemos”.
13 Me habéis desafiado de palabra, no habéis hecho más que hablar contra mí; lo he oído.
14 Pues esto dice el Señor Dios: Haré de ti una desolación para que todo el país se alegre;
15 del mismo modo que tú te alegrabas de Israel, mi heredad, cuando quedó reducido a desolación, así haré contigo: la montaña de Seír será una desolación, lo mismo que todo Edom. Y reconocerán que yo soy el Señor.