2 Por medio de una visión divina me transportó a la tierra de Israel y me dejó en un monte altísimo, sobre el que había unas construcciones que parecían una ciudad, orientada hacia el sur.
3 Cuando me llevó allá, vi un hombre que parecía ser de bronce. Llevaba en su mano una cuerda de lino y una vara para medir; estaba de pie junto a la puerta.
4 El hombre me dirigió la palabra:— Hijo de hombre, observa bien, escucha con atención y pon interés en todo lo que te voy a mostrar, pues te he hecho venir aquí para mostrarte algo; luego transmite a los israelitas todo lo que veas.
5 Vi un muro que señalaba el perímetro exterior del Templo. La vara de medir que tenía el hombre en la mano tenía una longitud de tres metros; con ella midió la construcción: tres metros de ancho y otros tres de alto.
6 Se dirigió luego al pórtico oriental, subió los escalones y midió el umbral del pórtico: tres metros de ancho.
7 Luego las alcobas, cada una de las cuales medía tres metros de largo por tres de ancho; la distancia entre alcoba y alcoba era de dos metros y medio; y el umbral del pórtico que estaba junto al vestíbulo interior medía tres metros.
8 Después midió el vestíbulo del pórtico por la parte interior: