2 Un tercio lo quemas en una fogata, en medio de la ciudad, cuando acabe el período de asedio; toma otro tercio y ve golpeándolo con la espada en torno a la ciudad; el último tercio lo lanzas al viento, y yo lo perseguiré con la espada desenvainada;
3 pero dejarás unos pocos pelos, que meterás apretujados en el orillo de tu manto.
4 Vuelve a tomar unos pocos de estos y échalos al fuego para que se quemen. Luego dirás a los israelitas:
5 Esto dice el Señor Dios: Se trata de Jerusalén. La puse en medio de las naciones, rodeada de países.
6 Pero ella se rebeló contra mis normas, con más malicia que las otras naciones; despreció mis leyes, más que los países que la rodeaban. Sí, rechazaron mis normas y no vivieron conforme a mis leyes.
7 Por eso, así dice el Señor Dios: Habéis ganado en rebeldía a las naciones que os rodeaban, pues no habéis vivido conforme a mis leyes ni habéis puesto en práctica mis normas; y ni siquiera habéis obrado como es costumbre en esas otras naciones.
8 Por eso, esto dice el Señor Dios: Aquí me tienes contra ti. Voy a ejecutar mi sentencia en medio de ti, a la vista de todas las naciones.