5 ya que Abrahán me obedeció y guardó mis preceptos y mandamientos, mis normas y leyes.
6 Isaac se quedó a vivir en Guerar.
7 Y cuando los lugareños le preguntaban si Rebeca era su mujer, él respondía que era su hermana, pues no se atrevía a decirles que era su mujer, no fueran a matarlo por causa de la belleza de Rebeca.
8 La estancia de Isaac en aquel lugar se fue dilatando, y un día Abimélec, rey de los filisteos, mirando por la ventana vio a Isaac acariciando a Rebeca, su mujer.
9 Entonces Abimélec mandó llamar a Isaac y le dijo:— ¡Así que Rebeca es tu mujer! ¿Por qué dijiste que era tu hermana?Isaac le respondió:— Yo pensé que tal vez me matarían por causa de ella.
10 Abimélec le dijo:— ¿Cómo se te ha ocurrido hacernos esto? Poco ha faltado para que alguno del pueblo se hubiera acostado con tu mujer, y nos hicieses a todos culpables.
11 Y Abimélec ordenó a todo el pueblo:— Quien moleste a este hombre o a su mujer, será condenado a muerte.