37 Al faraón y a su corte les pareció acertada la propuesta de José.
38 Entonces el faraón preguntó a sus cortesanos:— ¿Es posible que encontremos a un hombre más idóneo que este, dotado del espíritu de Dios?
39 Después dijo a José:— Puesto que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay nadie más sabio y competente que tú.
40 Por eso, tú estarás al frente de mis asuntos, y todo mi pueblo obedecerá tus órdenes. Solo el trono real estará por encima de ti.
41 Y añadió:— Mira, te pongo al frente de todo el país de Egipto.
42 Acto seguido el faraón se quitó de la mano el sello oficial y lo puso en la de José. Hizo que lo vistieran con ropa de lino fino, y que le pusieran un collar de oro al cuello.
43 Después lo invitó a subirse al carro reservado al segundo del reino* y ordenó que gritaran delante de él: “¡Abrid paso!”. Así fue como José fue puesto al frente de todo Egipto.