8 Y Judá dijo a su padre Israel:— Deja que el muchacho venga bajo mi cuidado y pongámonos inmediatamente en marcha; sólo así nosotros, tú y nuestros hijos podremos sobrevivir y no moriremos.
9 Yo me hago responsable de él; a mí me pedirás cuentas de lo que le pase. Si no te lo devuelvo sano y salvo, yo seré el culpable ante ti para siempre.
10 Si no hubiéramos titubeado tanto, ya estaríamos de vuelta por segunda vez.
11 Entonces Israel, su padre, les dijo:— Pues si no hay más remedio, haced lo siguiente: meted en vuestros costales regalos para aquel hombre de lo mejor que produce esta tierra: un poco de bálsamo, un poco de miel, perfume, mirra, nueces y almendras.
12 Llevad también el doble de dinero, para devolver el que os pusieron en la boca de los costales, quizás por descuido.
13 Así que tomad a vuestro hermano e id de nuevo a ver a aquel hombre.
14 Que el Dios todopoderoso* haga que se apiade de vosotros y os permita regresar con vuestro otro hermano y con Benjamín. Y si yo tengo que verme privado de mis hijos, pues que así sea.