4 Todavía no estaban muy lejos de la ciudad, cuando José dijo a su mayordomo:— Vete tras ellos y cuando los alcances diles:— ¿Por qué habéis pagado mal por bien?
5 ¿Por qué habéis robado la copa que mi señor usa para beber y para adivinar? No debisteis obrar así.
6 Cuando el mayordomo los alcanzó, les repitió esas mismas palabras.
7 Pero ellos respondieron:— ¿Por qué mi señor dice eso? ¡Lejos de nosotros hacer tal cosa!
8 Si vinimos desde Canaán a devolver el dinero que encontramos en la boca de nuestros costales, ¿por qué, entonces, habríamos de robar oro o plata de la casa de tu señor?
9 Si encuentras la copa en poder de alguno de nosotros, que muera el que la tenga; el resto de nosotros seremos esclavos de mi señor.
10 Entonces el mayordomo dijo:— Que sea como decís, pero sólo el que tenga la copa será mi esclavo, los demás podréis marcharos.