6 Los gabaonitas mandaron mensajeros al campamento de Guilgal para decir a Josué:— No abandones a tus siervos a su suerte. Ven deprisa hasta nosotros y sálvanos. Socórrenos, porque se han aliado contra nosotros todos los reyes amorreos de la montaña.
7 Acudió Josué desde Guilgal con los mejores guerreros de su ejército
8 y el Señor le dijo:— No les tengas miedo, porque los he entregado en tus manos; ninguno de ellos podrá hacerte frente.
9 Caminó Josué toda la noche desde Guilgal y cayó sobre ellos de improviso.
10 El Señor hizo que Israel los desbaratara y les infligiera una severa derrota en Gabaón, persiguiéndolos y destrozándolos por el camino de la cuesta de Bet Jorón, hasta llegar a Acecá y Maquedá.
11 Y sucedió que, mientras huían ante Israel por la bajada de Bet Jorón, el Señor lanzó desde el cielo sobre ellos grandes piedras hasta Acecá, ocasionando su muerte. Fueron más los que murieron por las piedras que los que murieron por la espada de los israelitas.
12 Fue aquel mismo día, el día en que el Señor entregó a los amorreos en manos de los israelitas, cuando Josué se dirigió al Señor, en presencia de Israel, y dijo:“Detente, sol, en Gabaón,y tú, luna, sobre el valle de Ayalón”.