12 Ellos le dijeron:— Hemos bajado para amarrarte y entregarte a los filisteos.Sansón les dijo:— Juradme que no me vais a matar vosotros mismos.
13 Le respondieron:— No; sólo queremos amarrarte y entregarte a ellos; pero nosotros no te mataremos.Lo amarraron, pues, con dos cordeles nuevos y lo sacaron de la cueva.
14 Cuando llegó a Lejí, los filisteos salieron a su encuentro con gritos de triunfo. Pero entonces, el espíritu del Señor invadió a Sansón, los cordeles que sujetaban sus brazos no ofrecieron mayor resistencia que la de hilos quemados por el fuego y las ligaduras se deshicieron en sus manos.
15 Agarró una quijada de asno todavía fresca que vio a mano, mató con ella a mil hombres
16 y dijo: “Con quijada de jumento bien que los amontoné; con quijada de jumento, mil hombres maté”.
17 Cuando terminó de hablar, se deshizo de la quijada; por eso se llama aquel lugar Ramat Lejí (“Alto de la Quijada”).
18 Entonces sintió una sed terrible y gritó al Señor diciendo:— Tú has logrado esta gran victoria valiéndote de mí, ¿voy ahora a caer muerto de sed en manos de esos incircuncisos?