26 Entonces todos los israelitas se reunieron de nuevo en Betel; se quedaron allí sentados todo el día llorando delante del Señor, ayunando hasta la tarde y ofreciendo al Señor holocaustos y sacrificios de comunión.
27 Consultaron luego al Señor, pues el Arca de la alianza de Dios se encontraba allí,
28 y Finés, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, estaba entonces a su servicio. Preguntaron:— ¿He de volver a combatir contra mi hermano Benjamín o debo desistir?El Señor respondió:— Subid, porque mañana lo entregaré en vuestras manos.
29 Israel puso gente emboscada alrededor de Guibeá.
30 El tercer día los israelitas marcharon contra los benjaminitas y se pusieron en orden de batalla frente a Guibeá, como las otras veces.
31 Los benjaminitas les salieron al encuentro alejándose de la ciudad. Comenzaron como las otras veces a matar gente del pueblo por los dos caminos que suben, uno a Betel y otro a Guibeá; y dejaron muertos por el campo a unos treinta hombres de Israel.
32 Los benjaminitas se decían:— Estamos derrotándolos, igual que la vez anterior.Pero los israelitas se habían dicho:— Vamos a fingir que huimos para alejarlos de la ciudad, hacia los caminos.