15 Luego le dijo:— Trae el manto que llevas y sujétalo.Mientras ella lo sujetó, él echó unos ciento treinta kilos de cebada y le ayudó a cargarlos. Luego Rut se fue a la ciudad.
16 Cuando llegó a casa de su suegra, esta le preguntó:— ¿Qué tal, hija mía?Rut le contó todo lo que Boaz había hecho por ella,
17 y añadió:— También me ha dado toda esta cebada y me ha dicho: “No quiero que vuelvas a casa de tu suegra con las manos vacías”.
18 Noemí le dijo:— Hija mía, aguarda hasta que sepas qué sucede, pues este hombre no descansará hasta dejar solucionado hoy mismo el asunto.