18 ¿Que uno ha recibido el llamamiento de Dios estando circuncidado? No tiene por qué ocultarlo. ¿Que lo ha recibido sin estar circuncidado? No tiene por qué circuncidarse.
19 ¡Qué más da estar o no estar circuncidado! Lo que importa es cumplir los mandamientos de Dios.
20 Permanezca, pues, cada uno en el estado de vida en que estaba cuando Dios lo llamó.
21 ¿Eras esclavo cuando recibiste el llamamiento? No te importe; pero si tienes ocasión de recobrar la libertad, aprovéchala.
22 Porque quien es llamado por el Señor siendo esclavo, se convierte en liberto del Señor; y quien es llamado siendo libre, se convierte en esclavo de Cristo.
23 ¡Habéis sido rescatados a buen precio; no os hagáis esclavos de realidades humanas!
24 Que cada cual, hermanos, permanezca ante Dios en el estado que tenía cuando fue llamado a la fe.