7 Lo que ahora procede es que le perdonéis y lo animéis no sea que el exceso de tristeza lo empuje a la desesperación.
8 Por eso, os recomiendo que le deis pruebas de amor.
9 Precisamente os escribí para comprobar si estabais dispuestos a obedecerme sin reservas.
10 A quien vosotros perdonasteis, también yo le perdono; en realidad, lo que yo he perdonado —si algo he tenido que perdonar— lo he hecho por vosotros, y el mismo Cristo es testigo.
11 Hay que evitar que Satanás saque partido de esto, conociendo como conocemos sus ardides.
12 Me dirigí, pues, a Troas* para anunciar el mensaje de Cristo y, aunque se me ofrecía allí una magnífica oportunidad de trabajar por el Señor,
13 mi corazón estaba sobre ascuas al no encontrar allí a Tito*, mi hermano. Así que me despedí de ellos y salí para Macedonia.